
El clientelismo
Año 1880. El clientelismo en Estados Unidos era una manera de que los políticos ambiciosos no elitistas se hiciesen ricos y levantasen su status social proporcionando al mismo tiempo beneficios a sus seguidores (votantes). Estos beneficios individualizados podían ser desde trabajos en las oficinas postales o en los ayuntamientos o llegaban incluso a regalar el pavo del día de acción de gracia. La mas famosa historia fue la de Tammany Hall de New York, asociación fundada en 1789 como organización de beneficencia. Ésta era dominada por William Marcy Tweed. Utilizaba su organización para sustraer dinero de las obra públicas, fue tal la situación que la construcción de un nuevo juzgado en 1858 con un presupuesto de 250.000 $ en 1871 aún sin acabar ya llevaban gastados mas de trece millones, se descubrió entonces, la corrupción. Mientras este clientelismo reinaba en EEUU, en el Reino Unido y Alemania ya se había implantado el principio de democracia moderno; movimientos sociales reivindicativos para la colectividad (partidos obreros) que reclamaban una justa redistribución de la riqueza (asistencia sanitaria o programa de seguridad en el trabajo).
El problema del clientelismo es que siempre evoluciona hasta convertirse en corrupción pura y dura. Solo un paso.
La Ley Pedleton (copiada de las estructuras democráticas europeas antes mencionadas) forzó el cambio necesario en Estados Unidos. De unas instituciones clientelistas a unas instituciones modernas y justas. Tardó en conseguirse, no fue hasta 1920. Las nuevas generaciones de políticos lo hicieron posible.
(Este artículo es una síntesis personal del libro de Francis Fukuyama «Orden y Decadencia de la política». Volumen II. Pág. 206-208. Editorial: Deusto