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Honestidad y coherencia (colectiva) para 2020

“la honestidad tiene que ser un valor transversal en una sociedad que quiere ser productiva, justa y generadora de oportunidades para todas y todos”

Cuando estamos a punto de finalizar un año solemos hacer una valoración del mismo, a veces sin darnos cuenta, de aquello que hemos hecho y cómo proyectamos el siguiente que está a punto de comenzar. Es decir, reflexionamos y asumimos, al menos, un reto y propósito nuevo.

Al margen de las perspectivas materialistas, que seguro nos ocupan a todos y todas, os invito a ir un poco más allá y formularos tres preguntas (y sus respuestas); Primera: ¿Eres un producto en manos de los intereses de los demás o bien eres un producto con personalidad propia?; Segunda: ¿Eres una persona desapoderada o te has empoderado como protagonista de tu espacio de decisión, criterio y actuación propia?; tercera: ¿Son tus actos y comportamientos coherentes con tus respuestas anteriores?

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La honestidad tiene que ser un valor transversal en una sociedad que quiere ser productiva, justa y generadora de oportunidades para todas y todos. La honestidad tiene que ser aquel valor de justicia con el conjunto y, aún más importante, con nosotros mismos. Con honestidad y coherencia creamos una sociedad crítica, es decir, de opinión fundamentada, documentada y justificada, coherente.

Es a partir de aquel momento, que las propuestas y exigencias que hacemos como personas, como humanos y como protagonistas de una comunidad, toman todo el sentido, poder y fuerza. La honestidad y la coherencia pasan a ser el mayor y mejor instrumento para conseguir los cambios que deseamos colectivamente.

Positivos cambios que os deseo a todas y todos para el próximo año 2020. 

VIA (Valores, Ideas y Actitud)

Valores, Ideas y Actitudes (VIA) tendría que ser, al margen del valor de su significado, el encuadre de acción de toda persona en sus acciones en el ámbito político.

Imaginad un proyecto político en el cuál la acción que se lleva a cabo está basada en una escala de Valores, en un programa de Ideas y en una coherencia de Actitudes. Esta forma de hacer política tiene que ser perfectamente imaginable y tiene que ser una exigencia irrenunciable.

Ahora, imaginad una sociedad comprometida con el mañana por encima del hoy, y una forma de hacer (de la sociedad) en beneficio del conjunto por encima del beneficio personal. Esta forma de hacer de la sociedad tiene que ser perfectamente imaginable y tiene que ser una exigencia irrenunciable.

Soy consciente que el idealismo político no es un camino real. Soy consciente, también, que el realismo político no es un camino ganador. Por consiguiente, el panorama actual es: ¡ni idealista, ni realista! ¡Qué desastre! Extraigo entonces una conclusión: En la actualidad un ganador/a (en política) se enmarca en una persona que gana el poder para dar respuesta al hoy con una gestión exitosa y personalizada de la oportunidad que meritoriamente ha conseguido. Hay excepciones, afortunadamente.

Hace cien años, los/as sufragistas del Reino Unido consiguieron el derecho a voto de la mujer. Un derecho que reclamaron con paneles que decían: “Deeds Not Words”, es decir, “Hechos y no palabras”. Fue el precedente para las democracias que vinieron después. Si nos auto exigimos como colectividad mejorar la sociedad que vivimos, lo conseguiremos. Si nos auto exigimos diseñar el futuro lo tendremos. Sino, continuaremos teniendo lo que tenemos. Y lo que será peor, no visualizaremos ningún proyecto de futuro ilusionante.

Deseo una política postmoderna con Valores, Ideas y Actitudes en beneficio de todos/as, con igualdad y equidad, por el hoy y por el mañana.