El Metaverso: La identidad de las personas
La puerta de entrada a la realidad digital, hasta
ahora, ha sido gestionado por un proceso de acreditación mayoritariamente
establecido a través de un nombre de usuario y una contraseña, más adelante con
instrumentos de lectura biométrica, llegando a plataformas con dos o tres
elementos diferentes de verificación que buscan maximizar la seguridad del
usuario.
Inicialmente, podemos pensar que la entrada al Metaverso será parecida o idéntica a la experimentada
hasta ahora, pero no será así, aquí llega el primero de los grandes saltos que
los usuarios experimentaremos con la entrada al metaverso. El
acceso al Metaverso lo haremos a través
de tecnología háptica sensorial y cognitiva, coincidiendo con Javier Antonio Nisa Ávila, experto
en Derecho en Inteligencia Artificial y tecnologías avanzadas, en esta tecnología (háptica) “se puede hacer cualquier
acción por parte de los usuarios sin limitaciones, interactúando con otros
usuarios e inteligencias artificiales teniendo el mismo feedback tanto físico
como psíquico que tendría en el mundo natural”.
La expansión de la economía de los datos que hemos
vivido en los últimos años nos ha llevado a ver, y en muchos casos vivir, malas
praxis con la gestión que se ha realizado con nuestros datos. La Bigtech Facebook, ahora Meta, ha tenido el foco
constantemente puesto ya que su unidad de negocio se ha basado prioritariamente
en los datos.
Con la inmersión en el
Metaverso, esta economía de los datos crecerá exponencialmente hasta
límites hoy desconocidos. Y, el lector se preguntará, ¿por qué tendrá ese
crecimiento? Pues porque el modelo DATA explotado hasta hoy se ha basado en el
“clic” (del ratón); cuando
sigamos en el Metaverso
se
fundamentará en los sentidos de la persona. Es decir, nuestro avatar ofrecerá
información de todo tipo cuando sigamos dentro; el gusto, la vista, el oído, el olfato y
sobre todo el tacto.
La inteligencia artificial (los algoritmos) jugará un
papel determinante para la recogida y gestión de estos datos, bien a través del
IoT (Internet de las Cosas) o por extensión a través delIORT (Internet de los Robots de las cosas), sin
olvidar la voz. Así, si hasta ahora hemos expuesto información y datos
importantes, con la entrada en el Metaverso nos podrán hacer un seguimiento conductual en
tiempo real, incluso también de nuestro estado anímico.
Más allá del obstáculo de entrada que se creará ante
esta posible vulnerabilidad,
acabaremos en el
Metaverso. Es esta, la razón que me
lleva a proponer la creación de un sistema de identidad dígito-virtual
descentralizado, anonimizado y seguro, imprescindible para que el conjunto de
la sociedad pueda hacer el salto hacia el Metaverso con seguridad y sin miedo y al mismo tiempo
garantizar la paz social como primer principio de su creación.
Con la tecnología blockchain,
la creación de una identidad dígito-virtual segura y anonimizada es
perfectamente posible y viable. Es imprescindible que este nuevo protocolo
identitario se construya bajo elementos descentralizadores e inmutables, no
dominado ni en propiedad de terceros, sin marginar ni limitar las oportunidades
económicas que se presentan para un progreso económico justo, equitativo e
igualitario colectivo en el mundo.
Con una identidad segura y anonimizada única, como
persona física o jurídica, seremos capaces de abrir el mundo a la simplicidad
de procesos, de procedimientos, de interacciones y a la interoperabilidad
necesaria entre el mundo natural (de la tangibilidad) y el mundo dígito-virtual (de la intangibilidad).
El estado de derecho debe garantizar la libertad de las personas y compatibilizarlo con no obstaculizar el progreso que de ésta se deriva, para conseguir esta meta hoy con contradicción es obligado que avancemos en crear los instrumentos y los puentes necesarios.